PRIMEROS PASOS, 2
i
UNA CARTA PARA UN CORAZÓN DE
CARNE
Nunca. Nunca fuiste
mía
ni
por dentro ni por fuera:
aún ahora, en lo brevemente blanco y bello.
Mira que nuestros cálculos
—los de las otras cartas—
fueron falsos y muchas veces falsos
porque
las cosas se han roto en mitades desiguales
—cuando precisamente pensaba en lo imposible, en lo total—,
porque
ahora la siento crecer en semillas,
donde se reúne lo triste y lo que no se dice.
Ahora —dos párrafos de introducción
ni preguntas sobre el nuevo compañero, ni saludos:
mira que no lo había pensado—,
me dio por pensar realmente en ti, en lo que fue tuyo:
me
he preguntado
cómo te caerá mi carta.
Qué diablos: pensando en ti todavía
cuando
pienso en otra y mi corazón sólo la escucha a ella.
Pero te escribo —bien sabes lo de mi mano derecha—.
Podrías
dolerte o reírte de mí.
Un poco atrás —y no sólo en el tiempo—,
la conocí, a ella y la otra entera:
la
de adentro y la de afuera.
Podrías preguntarte: dónde, cómo, y lo que quieras.
Pero si aún tienes aquel corazón sólo de carne,
podrás recordarlo en las noches cuando llueve,
cuando las horas suenan, pero no se escuchan:
fue en una oficina: estaba
colocando un anuncio de un registro comercial
—ella es una secretaria—
y yo le sonreí y ella me miró —a los ojos,
porque
ella sólo mira a los ojos (mira que no me explico)—, y me
habló
adentro
y afuera.
Mira que nuestros cálculos fueron falsos,
porque
me estoy enamorando —y ahora enteramente y de verdad,
palabra por palabra—.
Porque
en la última carta
aún te decía y me decías que no podría olvidarte, en las
noches,
cuando llueve y uno no escucha las horas.
Y ella me ha preguntado si hay otra
y he respondido —qué extraño, qué seguro— que no,
porque
no te recordaba:
la verdad que no recordé que cuatro meses atrás
me dejaste solo,
marchándote al extranjero con tu nuevo amante
porque
estabas segura —y tres veces segura—
que nunca podría olvidarte.
ALGUIEN LO DIRÁ CERCA DE SU
BOCA
“Qué hermoso: ser
periodista”,
me ha dicho Marinelly,
midiendo mis manos y mi vida
y mirando el olor de cosas perdidas de mis ojos.
“Es una hermosa profesión”, añadió:
pero es una verdad a medias:
aparte de unos amigos
siempre se sale perdiendo.
“Qué hermoso: ser periodista”,
ha repetido Marinellly, apretando el silencio
que está sin dueño en la mesa.
Hermosa profesión, eso dijo.
Pero, ay, si alguien se lo dijera siquiera en la boca,
ay, si alguien lo repitiera en la noche, cerca de su cama:
a veces se corren riesgos —como quedarse sin camisas—
y —casi siempre— se viven dos vidas paralelas:
la que se vive en palabras cortas, difíciles,
la que se vive en una o dos cuartillas,
y la que nunca se vive ni se declara ni se escribe
claramente
porque si se hace te rompen la cabeza o las manos o la boca
o esperan la medianoche, cuando nadie realmente duerme,
para vigilarte en los bares de mala vida,
en los lugares donde las mujeres huelen a papeles mojados,
y esperan el mejor momento para confundirte.
MÁS SOBRE MI PADRE
“Para hacer y ganar
la guerra”, decía mi padre
—un experto matemático y váya—,
refiriéndose a las mujeres,
“sólo es necesario saber algunas reglas de contabilidad
y entender un poco de finanzas”.
Claro está: él podría decirlo
sabiendo tanto del asunto, no obstante
algunas derrotas sufridas en finanzas.
Digo mal: no obstante algunos enfrentamientos
de vez en cuando en la familia
poco usuales en el comercio, sobre todo
por los militares.
Desde luego, él siempre supo ganar muchas rayas
en el brazo derecho, por supuesto, por algunas guerras
que en principio parecían perdidas.
Quiero decir: supo mudar algunos números de contabilidad
y pasarlos a finanzas, casi siempre con buenos resultados
—porque de vez en cuando, alguien ponía un número de
más
y mi padre perdía muchos libros buscándolo.
Ah, ¡cómo hay que estudiar contabilidad y finanzas
para ganar algunas batallas!
MÁS SOBRE MI MAESTRA
Mi maestra no aceptó
el fallo ni el veredicto de la familia:
me citó a las once de la noche
a su casa de soltera.
Allí, en un cuarto preparado para novios recién casados,
me esperó vestida de novia y más bonita que nunca,
con varias camas a lo largo de la habitación.
Me entregó besos como estrellas blancas
y una virginidad que hedía a ciruelas maduras.
Me hizo hombre llorando, besándome como nadie,
como una loca matándose por el corazón,
abrazada de mi cuello para siempre.
En la mañana,
se casó con un compañero suyo del magisterio
de unos sesenta años:
pasaron la luna de miel en la segunda planta de la casa.
Pero a los seis días interrumpieron de nuevo su vida:
quedó viuda.
LAS PARTES
—¿Qué
deseas para tu cumpleaños?
—Un avión, un auto y un
caballo.
—¿Qué está pasando
contigo y con tus retratos?
—Se los llevaron ellos:
estaban armados.
—¿Qué hay de malo en lo
que estás haciendo?
—Una pregunta, fotografías
y tal vez un cumpleaños.
—Pero ese señor tiene
bellas casas en el campo.
—También es verdad que es
bastante alto.
—¡Insolente!
—De veras voy a pensarlo.
ABRIL
Para decir “abril
abril abril”
es necesario tener una flor
en la boca de un fusil.
Para decir “abril”
es necesario tener en una mano una flor
y en la otra un fusil.
mini-galería:
un anciano recuerda abril
¿Recuerdo Abril? Sí
y no,
dependiendo en el significado de “recordar”.
Abril denomina una estación, y sin embargo llega
entre el frío de marzo y el calor de mayo.
Si eso es recordar, probablemente sí recuerdo.
“An Aged Man Remembers April”
Raymond P. Fischer
EN SUMA
No me olvides, dijo
ella en mayo,
y se fue:
reunió sus cosas de mujer,
pasó balance en la cocina, en el cuarto de dormir
y en la sala,
y no dijo nada.
No me olvides, dijo ella después que regresó,
un poco más vieja
y con huellas poco perdonables:
sin hijos,
pero con muchas manchas.
No me olvides: ni en la muerte, dijo ella
cuando la encontré en agosto con un nuevo amante:
aún cuando estés, bueno, con la otra.
Me gustas mucho y tanto, decía:
mañana estaré llorando.
No me olvides, dijo ella como asegurándolo:
pero siempre lo decía tan en serio,
tan apoyado en un origen de sal
como si estuviera sintiéndolo o llorando.
NO SUFRAS
Nada de sufrir, asustarse, tener
cuidado,
besarse llorando,
cruzar la calle,
ir a bañarse a un río corriendo para atrás,
correr de espaldas hacia el parque
o hacer el amor con miedo y correr al río a llorar:
la carne humana es nutritiva.
La carne humana no es sólo comestible:
también es alimenticia.
El problema está en comérsela cruda.
ENTRE NOSOTROS: ABOGADOS
Qué terrible: cuántas
dificultades
sólo por unos zapatos vacíos
encontrados en la puerta de la casa.
Ignorarán que en agosto mataron tres guerrilleros del
sueño
y no sólo nadie los lloró de buena gana
sino que tampoco llovió, y váya:
nadie se enteró siquiera dónde los enterraron.
Pero ellos también tienen derecho:
para algo pagan impuestos, duermen con sus mujeres
y comparten el amor con sus amantes.
Se llevan algo; pero, bueno, ya se sabe,
también dejan a sus amantes embarazadas
y a sus mujeres cargadas de muchachos.
Porque todavía hay niñas que se duermen pidiendo agua.
Si pierdes el rostro, no te preocupes: tomas uno prestado.
Y si quieres otros, no te preocupes:
haz el amor después del desayuno,
tómate un buen descanso después de las tres,
mira desde lejos el mar
y prepara tus cosas de hombre:
gradúate de contable:
vete al extranjero.
Marinelly.com
Mapa del libro | El autor | Contactar
|