Nueva York: Editorial Trío, Inc., 1995, 230 páginas
Ilustración © Per Marquard Otzen



Para ella




RECONOCIMIENTO |

         Muchos de estos trabajos fueron originalmente publica­dos en periódicos y suplementos literarios en la República Dominicana.
         Así, los poemas “Patria en el fondo de un lamento”, “Después de ti” (como “Escándalo del frío”), “Tu amor, muchacha”, “Homenaje”, “Los muertos se quedaron solos”, “Cuando termine el invierno”, “Cuando empiece la primavera”, “Había una bella mujer en el barrio”, “Otra vez sobre mi padre”, “Cuántas cosas le pedía”, “Grado de una tristeza” y “Defensa de la tristeza”, y la narración “La devuelta” fueron originalmente publicados en el suplemento “Cultura”, dirigido por el periodista y narrador Bonaparte Gautreaux Piñeyro, del periódico El Nacional de ¡Ahora!
         “Ya no hay qué esperar”, “Bésame y déjame solo”, “Marinelly”, “Árbol derribado en la noche”, “Casi llegando al cuerpo” y “Luz en el agua” en la página literaria, a cargo del escritor Rodolfo Coiscou Weber, del periódico El Nuevo Diario
         “Alumbramiento para el alba”, “Derrumbamiento”, “Cuando está lloviendo”, “Subir de olas”, “Presencia”, “Sucede”, “Levantamiento roto” y “Orientación de la carne” en el suplemento “Isla A­bierta”, dirigido por el pianista y poeta Manuel Rueda, del periódico Hoy
         “Entonces la noche” y “Casi llegando al cuerpo” en la página literaria, a cargo del escritor A. Urbáez, del periódico El Sol.
         “Defensa de la tristeza” fue originalmente publicado en el suplemento “Cibao”, dirigido por el periodista Carlos Manuel Estrella, del periódico La Información.
         A ellos, pues, nuestro profundo agradecimiento.

EL AUTOR


Pursewarden, who was gravely drunk, took [Melissa] to the floor and, after a moment’s si­lence, addressed her in his sad yet masterful way: “Comment vous défendez-vous contre la soli­tu­de?” he asked her. Melissa turned upon him an eye replete with all can­dour of experience and re­plied softly: “Monsieur je suis devenue la solitu­de même.”
                                                             Lawrence Durrell, Justine

[Pursewarden, que estaba verdaderamente borracho, sacó a Melissa a la pista de baile y, después de un momento en silencio, se dirigió a ella de una manera triste y sin embargo hábil: “¿Cómo te defiendes de la soledad?” él le preguntó. Melissa lo miró con todo el candor de la experiencia, y le contestó suavemente: “Caballero, yo soy la soledad misma.”]




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